Este fin de semana me preguntaron si alguna vez me habían llevado serenata. Eso hizo que me pusiera a pensar e hiciera un recuento rápido de mis relaciones amorosas. Y llegué a la conclusión que he vivido muchas cosas, buenas y malas. No alcancé a hacer el balance y decidir si fueron más las primeras que las segundas pero pensándolo en este momento puedo decir que sí, que las vivencias bonitas superan -o por lo menos- compensan bastante bien lo no tan bueno.
Me han llevado serenata, han escrito en el chismográfo de la secundaria que yo les gustaba, me han regalado flores, me han dicho que me querían muchísimo, he tenido orgasmos múltiples, me han cargado la mochila, se han querido casar conmigo, me han dado anillo de compromiso, he viajado y conocido lugares con quien he querido en ese momento, me he sentido la mujer más hermosa y más deseada del planeta, han hecho que me sonroje, me han escrito poemas, he hablado hasta la madrugada y tenido las conversaciones más tiernas y las más candentes también, recorrí muchos kilómetros para ver a alguien y alguien más lo hizo por mí, he fantaseado con vidas futuras e hijos inexistentes, tuve el vestido de novia de princesa con la fiesta más fabulosa y la luna de miel soñada, he amado mucho y me la he pasado bien...
También me han roto el corazón, me han hecho los dramas más elaborados, he derramado muchas lágrimas y me he sentido culpable de hacer sentir mal a alguien, he sentido que nunca más iba a encontrar el amor, he hecho berrinches y me he arrepetido, he querido dar más de un golpe, me han terminado y he terminado, me han friendzoneado e ignorado olímpicamente y he jurado nunca más enamorarme...
También me han roto el corazón, me han hecho los dramas más elaborados, he derramado muchas lágrimas y me he sentido culpable de hacer sentir mal a alguien, he sentido que nunca más iba a encontrar el amor, he hecho berrinches y me he arrepetido, he querido dar más de un golpe, me han terminado y he terminado, me han friendzoneado e ignorado olímpicamente y he jurado nunca más enamorarme...
Después de todo esto, quizá ya no espero grandes gestos. Quizá valore más en estos momentos que laven los trastes a un ramo de flores o ya no fantaseo con tul, satín y pétalos de rosa como sinónimo de romance. Lo que sigo buscando y esperando es que llegue alguien que me diga: "al fin te encontré y no pienso dejarte ir".