Aunque pareciera que a los psicoanalistas no les importa lo que sucede en el país, lo cierto es que a veces es difícil dar una opinión o adherirse a una tendencia política, por aquello de la neutralidad que debemos conservar frente a nuestros pacientes. Visitando la página de la APM (Asociación Psicoanalítica Mexicana) y calentando motores para el congreso del 2011, me encuentro con un comentario acerca de la percepción que tienen algunos de sus miembros con respecto al tan cacareado Bicentenario. Helo aquí:
Sobre lo que ocurre en México hoy, tienen la palabra los comunicadores, los políticos y sociólogos pero nunca se ha hecho una campaña en la que se le hagan preguntas a los psicoanalistas. En este momento vale la pena discutir desde el punto de vista de los psicoanalistas. A partir de lo que ellos opinan: ¿Coincides con ellos o no?, ¿Cómo interpretas tu la situación del país? Se han elaborado cinco preguntas básicas para que los psicoanalistas y tú las respondan.
Se presentan aquí las primeras respuestas a la primer pregunta: ¿Qué le duele a México?
Yazmín Mendoza Espinosa
Psicoanalista adherente de la APM
Directora de la Comisión científica de la APM
¡A México le duelen tantas cosas! La pobreza, la desigualdad, la violencia, el engaño. No hay un sólo día que pase que no ocurra algo tenebroso: un nuevo decapitado, un nuevo secuestrado, otro asalto, un político corrupto más. Entonces yo más bien me pregunto: ¿Cómo hacemos los mexicanos para sobrevivir en medio de tanto dolor? Los humanos empleamos mecanismos para defendernos del dolor porque una vida en la que el dolor estuviera presente de manera constante sería insoportable. Estos mecanismos ocurren casi automáticamente cuando más vulnerables y desvalidos nos sentimos, como cuando éramos bebés. ¿Y cuáles son? Negar la realidad e idealizar a otro que venga a rescatarnos. Tristemente esta negación nos lleva a la indiferencia ante la miseria que día a día camina por nuestras calles, y nos lleva también a dejarnos engañar por un gobierno que nos tiene sometidos mediante la mentira. Lamentablemente, es esta idealización la que nos obliga a confiar y a querer refugiarnos en un líder que sepa conducir a su pueblo, pero nos impide valorarlo de forma realista y tendemos a creer en las cosas más inverosímiles. Esta es una de las cosas que a mí me duelen más, cuando ocasionalmente enciendo el televisor y hay un nuevo comercial en el que el gobierno se lava las manos ante la serie de muertes y los altos índices de criminalidad que se han incrementado quizá exponencialmente en los últimos dos o tres años. Me duele que el mexicano caiga en el engaño y no se cuestione a profundidad qué es lo que pasa consigo mismo y con el país.
Tammy Kalach
Psicoanalista adherente de la APM
Integrante de la Comisión científica de la APM
A México le duele no entender, no poder confiar, no saber lo que le espera. La angustia de lo impredecible es sumamente dolorosa. La fragilidad e inseguridad en que los mexicanos habitamos obliga a mantenernos a la defensiva, sin poder pensar en los demás porque estamos obligados a tratar de preservar el bienestar nuestro y de los más próximos. El gobierno, este y los que le anteceden no logran cobijar ni proteger a los ciudadanos, por el contrario engañan y defraudan. Parece entonces que lo que más le duele a los mexicanos es haber perdido la esperanza de que un día podrán confiar y sentirse seguros. A los mexicanos nos duele la violencia, tememos estar entre fuegos cruzados que ni siquiera comprendemos porque el gobierno que seguramente pertenece a uno de los bandos combatientes, se oculta y no tiene capacidad para detener la escalada de agresión en que se encuentra sumido el país. Nos duele la mentira y el ocultamiento. Nos confunde que cualquier crimen se diluya como si nada hubiera sucedido. Paulette, Fernández de Cevallos, o Rodolfo Torre recién asesinado son solo los más recientes de una larga cadena de hechos que se acallan y de los que nunca se sabrá nada. La ignorancia en que se tiene al ciudadano promueve el atrapamiento en hechos del pasado que cuando se denuncian 30 años después todavía producen rabia y violencia, a saber solo como ejemplo Tlatelolco 1968. Mantener al pueblo en la ignorancia es quizá un arma poderosa de dominio. Se ha propiciado un pueblo que no tenga acceso a la educación o que esta sea lo más deficiente posible para que no sepamos, para que no exijamos … para que nos conformemos con las esperanza de que un día pasaremos a cuartos de final en el mundial… lo demás no importa solo duele profundamente.
Socorro Ramonet
Dra. en Salud Pública
Integrante de la Comisión de investigación en TLP de la APM
Tenemos un grave problema relacionado con las expectativas. Son pocos los mexicanos que pueden esperar una vida donde logros y metas se vayan consolidando siguiendo las reglas fijas. Tenemos poca creatividad para sortear las dificultades que se imponen al camino. Esperamos mucho de las autoridades incluyendo a nuestros padres, pero los mecanismos inoperantes hacen que no se obtengan resultados. Las expectativas positivas no se instauran de entrada en la vida porque tenemos una ausencia de fe en la legalidad de los procesos.
Ricardo Velasco Rosas
Psicoanalista adherente de la APM
Integrante de la Comisión científica de la APM
El dolor emocional -o psíquico- está relacionado con la vivencia de perder algo que es emocionalmente significativo y que ya no está; el dolor duele cuando se anhela lo perdido y simultáneamente se sabe que ya no es recuperable, el dolor punza justo allí cuando emerge simultáneamente el anhelo y la incapacidad de reestablecer lo perdido. Ante una pérdida, el dolor se incrementa no sólo por lo que se perdió (digamos en el pasado) sino lo que ya no va a poder ser (digamos en el futuro). Así por ejemplo, una persona que ha perdido a su pareja, se duele, no sólo por la pareja que pierde (pasado) sino por la función de pareja que ya no va a poder ejercer más (futuro). Sin duda, este es un dolor muy intenso, el dolor por lo que ya no será, el dolor de perder una función cotidiana, el dolor de no tener un proyecto a futuro, el dolor de intentar seguir viviendo sin ese “yo” que era con el otro. Pienso en México y me imagino un ser doliente, algunas veces maníaco, otras veces depresivo y otras veces –afortunadamente- creativo, pero en donde lo fundamental es la sensación de haber perdido “algo” y que ese “algo” duele, no sólo porque ya no está, sino porque no encontramos el rumbo de cómo funcionar sin ello. ¿Qué hemos perdido? , creo que no exageraría en afirmar que existe una sensación generalizada de que cada vez es más difícil sentirnos seguros en nuestro propio país, que cada vez hemos perdido más cualquier esperanza en que se haga justicia de algo, o bien hemos perdido la posibilidad de que todos tengamos mas o menos condiciones básicas aseguradas para vivir una vida digna. En pocas palabras tres duelos: duelo por la justicia, la seguridad y la igualdad , pensadas como situaciones reales y emocionales que hace tiempo no nos “visitan por acá” y que hoy parecieran más entes fantasmales que situaciones reales de experimentar como mexicanos en nuestra vida cotidiana (Invitaría al lector a preguntarse ¿cuándo fue la última vez que experimentó realmente la sensación de estar ante un contexto o situación segura, justa, igualitaria?).
Por último quiero subrayar que a pesar de esta desesperanza generalizada, el duelo y el dolor son también oportunidades únicas para encontrar el lado mas creativo del ser humano -y porqué no- el de una colectividad; ¿cuántos artistas que tanto admiramos han creado su obra a partir de transformar su dolor?, ¿cuántos países se han repuesto de momentos dolorosos y han conocido tras reponerse formas mas creativas y orgullosas de manifestarse?, este es la otra cara del duelo y el dolor, que no debemos olvidar, porque también somos un país de solidaridad, creatividad, humor y diversidad que es lo que nos da una identidad propia y que podemos recuperar una vez reflexionado y elaborado cómo llegamos a nuestro presente y que podemos hacer realmente para que éstas sensación de pérdida se revierta.
Marión Estévez López
Psicoanalista en formación de la APM
A dos siglos de una cruenta lucha de las minorias olvidadas por salir de su miseria, lograr justicia social y ser incluidos con dignidad en una nación independiente; México repite su historia, en lo que va del 2010 se ha derramado tanta sangre como en 1810, en proporción hay más pobreza que en ese entonces, más desesperanza, más lágrimas, más tristeza... aderezada con el narcotráfico y su concomitante violencia. A México le duele el alma, le duelen sus hijos muertos a manos de sus hermanos -no deseados de cualquier manera- por sus padres y la sociedad, abandonados, ignorados, maltratados, abusados, vejados, resentidos.
Nashyiela Loa
Psicoanalista adherente de la APM
Integrante de la Comisión científica de la APM
Pienso que desde el psicoanalisis se puede intentar responder esta pregunta de la siguiente forma: La sociedad mexicana parece sufrir de una angustia colectiva e inconsciente asociada a sentimientos de muerte y desamparo; la cual permea en distintos grados todos los niveles educativos y economicos del país. Lo anterior es en parte producto de que desde hace muchas décadas el país ha perdido espacios verdaderos a nivel social y político que sean suficientes y capaces de favorecer la reflexión y la elaboración de los conflictos; lo anterior se acompaña de una pérdida de cohesión social necesaria para el desarrollo de nuestra sociedad; al perderse estos espacios se favorecen respuestas basadas en una violencia descontrolada que se manifiesta de multiples formas que actualmente conocemos sobremanera, y que conducen a una mayor fragmentación social.
Simone Hazan
Psicoanalista adherente de la APM
Integrante de la Comisión científica de la APM
Los que viven en la Ciudad de México están acostumbrados a interpretar las variaciones en el tránsito de vehículos con comentarios como “Es cierto, hoy es quincena”. Se sabe que el tránsito se puede alterar en el norte de la ciudad por el cierre de un carril en el Periférico Sur, así como en la Teoría del Caos, el aleteo de una mariposa puede afectar el tiempo a miles de kilómetros de distancia. En los últimos años, nuestro país ha vivido una situación crítica en la que el efecto mariposa se aplica en diversos ámbitos: una pobreza creciente que puede llevar a un estallido social; una corrupción que ya alcanzó todos los niveles de la sociedad; un estado emocional generalizado donde la violencia se desata a la menor provocación; un nivel de inseguridad aterrador. En nuestro paisaje cotidiano figuran niños limpiando parabrisas, pérdidas masivas de empleos, asaltos perpetrados ante testigos indiferentes; y la muerte se manifiesta de muchas maneras cada vez más macabras, con niños asesinados, cadáveres regados por las fronteras, cadáveres mutilados, cadáveres sin corazones. Ante tantos abusos y tanta violencia, parece que no hay hacia dónde o hacia quién dirigirse, ya que las autoridades no responden. Lo que más nos duele es que vamos perdiendo la esperanza, y el dolor aumenta cada vez más. La descomposición social resulta ser un Golem incontrolable, y debemos preguntarnos si este caos creciente puede ser frenado: ¿habrá aún una forma de llegar a un orden que nos estructure como una sociedad en la que podamos contar con cierta estabilidad y no reinen lo impredecible, la injusticia y la violencia?
Gaby Mustri
Psicoanalista adherente de la APM
Integrante de la Comisión científica de la APM
”México es un pais con un gran potencial, desbordante en recursos naturales, materiales y humanos. Tenemos mucho pero no basta, porque no lo podemos aprovechar en nuestro beneficio. La desigualdad social, la miseria, la violencia, la inseguridad y la falta de educación, entre otros son causa y consecuencia de que nos veamos privados de los recursos internos más esenciales: la confianza básica, la continuidad, el sentido de identidad y orgullo nacional, la memoria histórica, la responsabilidad. El dolor que aflige a nuestro pueblo consiste en una sensación primaria de desesperanza y de minusvalía, nos sentimos impotentes y destinados al fracaso. Dolor del que nos defendemos a través de distintos mecanismos, algunos de los más comunes son:
1) La indiferencia y la apatía, el muy Mexicano “Valemadrismo”
2) La tendencia a encubrir el dolor y a desviarlo al chiste y a la fiesta: “Con tequila y con mariachi cualquier pena es menos”.
3) La irritabilidad y la queja, culpamos a todos de nuestras desgracias y tendemos a un pesimismo extremo que rompe cualquier esperanza, justificamos nuestra pasividad con el clásico “No se va a poder”.
4)La tendencia a poner nuestras esperanzas en una situación o grupo de personas que nos podrán salvar, a los idealizamos y sobrevaloramos. Así rezamos a distintos santos o bien a la selección nacional para que gane el mundial de futbol y salve nuestro maltrecho orgullo nacional.
5) Nos coludimos con la ilegalidad, la trampa, la corrupción, “ sino puedes con el enemigo únetele”.
Así le damos la vuelta al dolor y con ello a la posibilidad de hacer una reflexión alrededor de nuestros problemas y con ello talvez de tratar de buscar soluciones. Uno de nuestros mayores problemas quizá sea precisamente esa tendencia a desviar el dolor que nos priva de la posibilidad de hacer una reflexión crítica de nuestra situación y nos lleva a un pobre compromiso con el cambio, así es como nos hemos conformado tan solo con sobrevivir. Somos un pueblo que carece de una estructura política y social básica que lo contenga y que lo regule, de ahí proviene una sensación de inseguridad e incertidumbre que nos hace un pueblo que busca sobrevivir cada día como se puede. De este modo, en México no hay la posibilidad de anticipar, planear y desde ahí actuar. Todo nos agarra por sorpresa y buscamos salir librados lo mejor que se puede, esta tendencia a reaccionar sin un plan nos lleva a improvisar y nos priva de la posibilidad de reflexionar.
Mireya Zapata
Dra en Psicoterapia
Psicoanalista adherente de la APM
¿Qué le duele a Mexico? a cual de todos: ¿los indigenas?, ¿las mujeres campesinas?, ¿los niños desnutridos y obesos? ¿los dueños de bimbo? ¿televisa? ¿los trabajadores del SME? Creo que hay muchos méxicos y que no vivimos igual las situaciones por las que pasamos. Creo que los conceptos de sociedad liquida, crisis civilizatoria y posmodernidad pueden ayudar a entender nuestra actualidad politico-social. A las grandes mayorías de este país, la corrupción, la violencia y la perversión de la política nos han hecho mucho daño.
Jacqueline Gerson
Asociación Mexicana de Analistas Jungianos
Desde la apreciación de la psicología Junguiana, La Sombra ha tomado a México. Entiéndase por sombra el potencial no actualizado, aquello que nos conforma y sin embargo, el ego no reconoce como parte constitutiva. Por siglos el mexicano se ha vivido e identificado con ser amigable, humilde, ser “ agachón”, victima. Sin embargo, el otro lado, lo que ha permanecido en la sombra, el resentimiento, el enojo, la frustración, inclusive el victimario, esta siendo actuado en la violencia desconocida y desconcertante que hoy vivimos.
Hola, la neta esta muy loco todo esto...Mexico esta cañón y ojala se cure..confio en freud (¿?).
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