el que busca encuentra

martes, 25 de mayo de 2010

Pregúntale al Olvido



Hace unas semanas murió un tío abuelo. Mi tío Jesús tenía más de 90 años y después de haber sobrevivido a un cáncer de estómago, simplemente no pudo ganarle la batalla a lo único que no perdona: la edad. Murió de un paro cardiorespiratorio, mientras estaba en su casa rodeado de sus hijos. Les pidió que -fiel a sus creencias de toda la vida- no hicieran ningún rito religioso, que fuera cremado y sus cenizas las esparcieran en el cerro, donde él tantas veces disfrutó ir de cacería o simplemente a acampar. Se fue tranquilo y, supongo, que satisfecho.

Su esposa, mi tía María, tiene alzhaimer. Desde hace varios años. No se dio cuenta de nada de lo que estaba pasando. Es más, ella estaba contenta de que tanta gente la hubiera ido a saludar. Y aunque a todos nos causó cierta simpatía, mezclada con cierta compasión, yo me pregunto ¿qué será mejor? ¿estar totalmente lúcida para despedirte de quien quisiste tanto? ¿o es preferible haberte ido tu primero -sin haberte ido del todo-?
¿Será cierto aquello de "eterno resplandor de una mente sin recuerdos"?

Sé que no necesitamos una enfermedad neurología para olvidarnos, o mejor dicho, deshacernos, de lo que duele, de lo que es mejor no acordarnos. La represión continuamente busca protegernos, como una ama de llaves excesivamente celosa de su trabajo. Y también sé que hay cosas que perduran en nuestra memoria y que daríamos lo que fuera por no haberlas vivido, o por lo menos por no acordarnos y pensar que eso nunca existió.
Pero eso es muy distinto a que verdaderamente el mundo vaya desapareciendo ante nuestra mirada insólita. Porque así me imagino que pasa: poco a poco el mundo va perdiendo significado, los otros son personas queridas, luego gente, luego nada. No sé siquiera si eso duela. Y sí lo único que te queda de lo vivido son los recuerdos, si pierdes eso ¿qué te queda? ¿qué eres? Y yo, ¿qué preferiría?

jueves, 20 de mayo de 2010

Diversas maneras de conocer el futuro


He encontrado en una revista QUO -de hace bastantes años por cierto- una serie de técnicas que se utilizan para predecir el futuro, no cabe duda que los humanos somos seres muy extraños:

  • BOTANOMANCIA: encendido de las hojas de verbena.
  • CROMNIOMANCIA: análisis del crecimiento de unas cebollas especialmente preparadas.
  • ESCIOMANCIA: tamaño, forma y cambios de aspecto en las sombras de los muertos.
  • FILOROFOMANCIA: ruido que producen los pétalos de rosa al ser estrujados entre las manos.
  • ICTIOMANCIA: observación de los peces, vivos o muertos.
  • UROMANCIA: examen de la orina (será lo que hacen los químicos??)
  • TIROMANCIA: coagulación del queso (puaaaggg!!!)
  • ONFALOMANCIA: contemplación del propio ombligo (eso lo puedo hacer un domingo de descanso)
  • MIOMANCIA: sonidos, acciones o apariciones repentinas de ratas y ratones.
  • LITOMANCIA: reflejo de una vela en piedras preciosas.

lunes, 17 de mayo de 2010

i´m your man



Este fin de semana con altas y bajas, lo cerré con una pelúcula-documental-musical que mi BienAmado encontró
de aquí

Es una peli acerca de un tributo que se le hizo a Leonard Cohen. Yo he escuchado muy poco de él, y todo gracias a mi amorcito. Lo único que puedo decir -después de haber visto lo anterior- es: Qué huevos tiene ese hombre. No hay otra manera de describirlo. Se le ve con una integridad, con una coherencia, pero sobretodo, con una serenidad que sólo se alcanza cuando se ha hecho lo que se ha querido y se ha querido todo lo que se ha hecho. Hay comentarios de los que le hicieron el tributo ("en vida, hermano, en vida") y de él mismo, pero nada te habla más de lo que les digo que ver su rostro cuando canta al final, con los de U2 haciéndole los coritos... sí, los mismos que llenan millones de estadios, el mismo Bono que le regaló unos lentes al Papa y sabe cuantas cosas más, ese mismo, toca el teclado con ese hombre que ya quisieran ser muchos cuando sean grandes.

Cerré el domingo con un muy buen saborcito de boca (y no sólo gracias al pastel de piña colada)...

jueves, 13 de mayo de 2010

¿de verdad ?

Se que siempre se acusa a los psicoanalistas que sólo piensan en sexo. Y probablemente tengan razón...


"Las mujeres necesitan una razón para tener sexo. Los hombres sólo necesitan un lugar."
Billy Crystal


"Un intelectual es alguien que ha encontrado algo más interesante que el sexo."
Edgar Wallace


"Las mujeres son capaces de fingir un orgasmo, pero los hombres pueden fingir una relación entera."
Sharon Stone

lunes, 10 de mayo de 2010

Mamita querida


La maternidad está idealizada y sobrevalorada. Décadas de imágenes de mujeres sentadas en una mecedora junto a la ventana, con su bebé en brazos, rodeadas por un halo de luz y mirada en éxtasis... mujeres que se sacrifican, que se quitan la comidad de la boca por dársela a sus hijos, que sufren y lloran, se desvelan y madrugan, todo porque sus retoños tengan todo lo mejor... cúanto daño nos han hecho esas películas de Marga López y esos anuncios de detergentes, galletas y demás!!

Ya sé, sí hay mujeres para las que el tener un hijo es un proceso resultante de mucho pensar y valorar, y lo hacen convencidas que ese nuevo ser será un ente diferenciado, que tendrá necesidades y deseos propios. Pero son las menos. El mundo está lleno de mujeres que quieren tener un hijo para que hagan lo que ellas no pudieron hacer, o para que no hagan lo que ellas hicieron e hicieron mal, o para tener alguien que las quiera, para que las cuide en su vejez, para atrapar al padre, etc, etc.

Una de mis pacientes, que acaba de dar a luz, me dijo: "siempre había creído que las mujeres que abandonaban a sus hijos en los basureros, o afuera de las iglesias, eran unos monstruos... ahora las entiendo". La mujer está francamente desesperada, porque no puede querer a su hijo como le dijeron que tenía que hacerlo, y sufre. Sufre también porque dentro de su fantasía, el tener un hijo le iba a asegurar que tendría por lo menos a alguien en el mundo que la iba a querer sobre todas las cosas. Dudo mucho que este bebé cuando sea grande quiera a su mamá.

En una revista CM, hallé estos datos:
  • En tribus del sur de Australia, se comen a los hijos segundos, convencidos de que esto duplicaría la fuerza de su primogénito.
  • Mujeres nativas de Tazmania abandonaban a sus hijos para alimentar a sus perros de caza.
  • Madres de dos tribus de Nueva Guinea llevaban una década liquidando a sus bebés varones, en intento de prevenir que se convirtieran en guerreros y evitar así, futuros enfrentamientos.
La llorona, Medea, la madrastra del cuento... necesitamos esos mitos para hablar de esas madres que sabemos que existen pero que nos negamos a asociar con la imagen del 10 de mayo, toda dulzura y amor.

Cierto es que no todas las mamás son arpías malvadas, pero tampoco son dechados de virtudes, y el poder visualizarlas así, integradas, con cualidades pero también con defectos, ayudaría bastante a toda la confusión que a veces se siente cuando no dan ganas de regalarles nada el día de las madres.


jueves, 6 de mayo de 2010

FELIZ CUMPLEAÑOS, DR. FREUD

Nació en Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, Checoslovaquia), el 6 de mayo de 1856. Su padre fue un comerciante en lanas que, en el momento de nacer él, tenía ya cuarenta y un años y dos hijos habidos en un matrimonio anterior; el mayor de ellos tenía aproximadamente la misma edad que la madre de Freud -veinte años más joven que su esposo- y era, a su vez, padre de un niño de un año. En su edad madura, Freud hubo de comentar que la impresión que le causó esta situación familiar un tanto enredada tuvo como consecuencia la de despertar su curiosidad y aguzar su inteligencia.

En 1859, la crisis económica dio al traste con el comercio paterno y al año siguiente la familia se trasladó a Viena, en donde vivió largos años de dificultades y estrecheces, siendo muy frecuentes las temporadas en las que, durante el resto de su larga vida (falleció en octubre de 1896), el padre se encontraría sin trabajo. Freud detestó siempre la ciudad en la cual, por otra parte, residió hasta un año antes de su muerte, cuando, en junio de 1938 y a pesar de la intercesión de Roosevelt y Mussolini, se vio obligado, dada su condición de judío -sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933-, a emprender el camino del exilio hacia Londres como consecuencia del Anschluss, la anexión de Austria al rancio proyecto pangermanista de la Gran Alemania, preparada por los nazis con ayuda de Seyss-Inquart y los prosélitos austriacos.


Freud en su estudio

La familia se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres; aunque no fue especialmente religiosa; al padre cabe considerarlo próximo al librepensamiento, y el propio Freud había perdido ya las creencias religiosas en la adolescencia. En 1873, finalizó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones. Había sido siempre un buen estudiante, correspondiendo a los sacrificios en pro de su educación hechos por sus padres, que se prometían una carrera brillante para su hijo, el cual compartía sus expectativas. Después de considerar la posibilidad de cursar los estudios de derecho, se decidió por la medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por una cierta intención de estudiar la condición humana con rigor científico. A mitad de la carrera, tomó la determinación de dedicarse a la investigación biológica, y, de 1876 a 1882, trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. De esa época data su amistad con el médico vienés Josef Breuer, catorce años mayor que él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos económicos y las pocas perspectivas de mejorar su situación trabajando con Von Brücke hicieron que desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la vida como médico, título que había obtenido en 1881, con tres años de retraso.

Sin ninguna predilección por el ejercicio de la medicina general, resolvió adquirir la suficiente experiencia clínica que le permitiera alcanzar un cierto prestigio, y, desde julio de 1882 hasta agosto de 1885, trabajó como residente en diversos departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero causó algún que otro estropicio, como el de empujar a la adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas y su reputación quedó un tanto ensombrecida. En 1885, se le nombró Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en donde enseñó a lo largo de toda su carrera, primeramente neuropatología, y, tiempo después, psicoanálisis, aunque sin acceder a ninguna cátedra.

La obtención de una beca para un viaje de estudios le llevó a París, en donde trabajó durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean Martín Charcot, por entonces el más importante neurólogo francés. Allí tuvo ocasión de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma. De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886, después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y reconciliaciones como consecuencia, en especial, de los celos que sentía hacia quienquiera que pudiese ser objeto del afecto de Martha (incluida su madre). En los diez años siguientes a la boda, el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas, la menor de las cuales, Anna, nacida en diciembre de 1895, habría de convertirse en psicoanalista infantil.

Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas. Su amistad con Breuer cristalizó, por entonces, en una colaboración más estrecha, que fructificaría finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque al precio de que la relación entre ambos se rompiera. Entre 1880 y 1882, Breuer había tratado un caso de histeria (el de la paciente que luego sería mencionada como «Anna O.»); al interrumpir el tratamiento, habló a Freud de cómo los síntomas de la enferma (parálisis intermitente de las extremidades, así como trastornos del habla y la vista) desaparecían cuando ésta encontraba por sí misma, en estado hipnótico, el origen o la explicación. En 1886, luego de haber comprobado en París la operatividad de la hipnosis, Freud obligó a Breuer a hablarle de nuevo del caso y, venciendo su resistencia inicial, a consentir en la elaboración conjunta de un libro sobre la histeria. Durante la gestación de esta obra, aparecida en 1895, Freud desarrolló sus primeras ideas sobre el psicoanálisis. Breuer participó hasta cierto punto en el desarrollo, aunque frenando el alcance de las especulaciones más tarde características de la doctrina freudiana y rehusando, finalmente, subscribir la creciente convicción de Freud acerca del papel desempeñado por la sexualidad en la etiología de los trastornos psíquicos.

En 1896, luego de romper con Breuer de forma un tanto violenta, Freud empezó a transformar la metodología terapéutica que aquél había calificado de «catarsis», basada en la hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de «libre asociación». Trabajando solo, víctima del desprecio de los demás médicos, el tratamiento de sus pacientes le llevó a forjar los elementos esenciales de los conceptos psicoanalíticos de «inconsciente», «represión» y 'transferencia'. En 1899, apareció su famosa La interpretación de los sueños, aunque con fecha de edición de 1900, y en 1905 se publicó Tres contribuciones a la teoría sexual, la segunda en importancia de sus obras. Estos dos fueron los únicos libros que Sigmund Freud revisó puntualmente en cada una de sus sucesivas ediciones.

Hasta 1905, y aunque por esas fechas sus teorías habían franqueado ya definitivamente el umbral de los comienzos y se hallaban sólidamente establecidas, contó con escasos discípulos. Pero en 1906 empezó a atraer más seguidores; el circulo de los que, ya desde 1902, se reunían algunas noches en su casa con el propósito de orientarse en el campo de la investigación psicoanalítica, fue ampliado y cambió, incluso, varias veces de composición, consolidándose así una sociedad psicoanalítica que, en la primavera de 1908, por invitación de Karl Gustav Jung, celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico. Al año siguiente, Freud y Jung viajaron a Estados Unidos, invitados a pronunciar una serie de conferencias en la Universidad Clark de Worcester, Massachusetts, comprobando con sorpresa el entusiasmo allí suscitado por el pensamiento freudiano mucho antes que en Europa. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis, presidida por Jung, quien conservó la presidencia hasta 1914, año en que se vio obligado a dimitir, como corolario de la ruptura fallada por el mismo Freud en 1913, al declarar improcedente la ampliación jungiana del concepto de «líbido» más allá de su significación estrictamente sexual. En 1916 publicó Introducción al psicoanálisis.

En 1923, le fue diagnosticado un cáncer de mandíbula y hubo de someterse a la primera de una serie de intervenciones. Desde entonces y hasta su muerte en Londres el 23 de septiembre de 1939, estuvo siempre enfermo, aunque no decayó su enérgica actividad.

domingo, 2 de mayo de 2010

Ley de Murphy

  • Si hay posibilidad de que algo salga mal, saldrá mal.
  • Sonría. Mañana puede ser peor.
  • Si usted intuye que hay cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y las evita, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad.
  • En cuanto se ponga a hacer algo, se dará cuenta de que hay otra cosa que debería haber hecho antes.
  • Cualquier solución entraña nuevos problemas.
  • La urgencia de algo es inversamente proporcional a su importancia