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domingo, 25 de marzo de 2012

Hoy voy a cambiar

Yo se que lo he intentado muchas veces, ésta no es la primera, ni de broma. Pero siento que esta vez es la definitiva. He pasado por muchas cosas y me doy cuenta que mi cuidado va primero y que mi cuerpo debe estar bien para poder funcionar bien. Deseo no sólo verme bien sino estar sana. 

sábado, 24 de marzo de 2012

¿Quién tiene hambre?


En una de mis tardes de ocio, navegando por internet -qué noventero se escuchó eso- me encontré con una entrevista que le realizaron a un hombre, japonés, que justo en el año que yo nací, mató a su compañera de clases para comérsela. Un caníbal, con todas sus letras. No estamos ante el discurso psicótico de "las voces me dijeron que tenía que hacerlo porque si no iba a pasar X cosa", estamos ante un hombre que fantaseó toda su vida con probar la carne de bellas mujeres e intentó contenerlas hasta que no pudo más y terminó saboreando el cuerpo de su amiga, en el sentido más literal.   El link de la entrevista en inglés es éste:

http://www.vice.com/read/whos-hungry-502-v16n1

¿Quién tiene hambre? Una entrevista con Issei Sagawa, el canibal

La tarde del 12 de junio de 1981, un hombre japonés llamado Issei Sagawa se adentró en el bosque en Bois de Boulogne, Francia, cargando dos maletas. El estudiante posgraduado de la Sorbona había matado de un disparo a una estudiante de intercambio, compañera de su clase el día anterior. Después de comer partes de su cuerpo, trató de deshacerse del cadáver en un lago lejano. Algunos testigos lo vieron y posteriormente fue arrestado. De acuerdo con los reportes, Issei dijo lo siguiente a la policía francesa que lo llevó a su casa: “yo la maté para comer su carne”.


Los psicólogos franceses encontraron que Sagawa estaba “legalmente insano” en el momento del crimen y por lo tanto, incompetente para ser juzgado.
Posteriormente, fue excento de toda responsabilidad legal. Regresó a su tierra, donde las autoridades japonesas trataron de juzgarlo por asesinato. Los oficiales de la justicia francesa se negaron a proporcionar los documentos necesarios y de nueva cuenta fue liberado.

Personalmente, creo que comeríamos carne humana si nos encontráramos en una hambruna apocalíptica masiva o si me pagaran $100 trillones por año de por vida y me garantizaran que no me metería en problemas ni me enfermaría por comerla.  Pero aparte de cosas como esas, ¿porqué demonios comerías carne humana? ¿qué eres, un orco?But short of stuff like that, why the fuck would you eat person meat? What are you, an orc? ¿exactamente qué intentaba hacer Sagawa? El editor de Vice Japon, Tomo, el cual probablemente sabría delicioso, visitó valientemente la casa del cabibal para conocer toda la historia.

Vice: Cuéntame acerca de la primera vez que sentiste instintos cabalísticos.

Issei Sagawa: Yo fui débil físicamente desde que nací. Mis piernas eran tan delgadas que parecían lápices. Estaba en primer año de primaria cuando vi la carne trémula de los muslos de un compañero de clases y de repente pensé: “Mmm, se ve delicioso”.  Sin embargo, no soy homosexual, así que desde ese momento hasta que entré a la secundaria me obsesioné con la actriz Grace Kelly, una obsesión que duró hasta que pasé a la preparatoria. Ese fue el inicio de mi gusto ciego por la gente occidental. Después de conocerlas, las mujeres altas, occidentales, saludables, se convirtieron en el detonador de mis fantasías canibalísticas. Yo creo que mi obsesión con este tipo de mujeres proviene del hecho de que yo era bajito, feo y tenía un complejo de inferioridad, por lo tanto, veía a personas que fueran exactamente lo opuesto a mi. Eventualmente, comencé a sentir un fuerte deseo de morderlas, no de matarlas o comérmelas per se, sino simplemente comer su carne. Era simplemente una forma de deseo sexual. No era que quisiera comerme a alguien cada vez que tenía hambre. Pero ¿sabes como uno tiende a sentir un deseo sexual más fuerte cuando has comido bien? Ahí es cuando yo empezaba a sentir la urgencia de comerme a una chica. Es absurdo ¿verdad? En esencia, es un tipo de hambre distinto al que la gente experimenta con la comida. Este impulso canibalístico, cuando digo “quiero comer carne humana”, es un tipo de apetito sexual,  así que si no me aseguro de eyacular frecuentemente y lo suficiente, el deseo solo se vuelve más y más fuerte.

Y esta urgencia tuya estaba tan reprimida hasta que, finalmente explotó en la forma de… digamos, el “incidente” en   Paris?

Después de que me fui a estudiar a Paris, mis impulsos canibalísticos no mostraron signos de disminuir. Casi todas las noches traía a una prostituta a casa y entonces trataba de dispararles desde atrás mientras ellas se lavaban la vagina en el lavabo. Lo intenté cientos de veces, pero por alguna razón mis dedos se congelaban y no podía jalar el gatillo. Por ese tiempo las cosas se trataban menos de querer comérmelas, sino más bien una obsesión con la idea de llevar a cabo este “ritual” de matar a una chica no importa cual. Pero por la misma razón muchas veces falle a la hora de jalar el gatillo. Más que la moral, había un instinto que detenía el movimiento de mi mano.  En algún lugar de mi mente sabía que el mundo en el que vivís se rompería en pedazos en el momento que jalara el gatillo.

Tiempo después, vi a la chica que más tarde se convertiría en mi víctima en una de mis clases en la universidad. Todas las francesas que había conocido antes eran hermosas, pero eran presumidas y estaban totalmente fuera de mi alcance. En contraste, esta chica era tan amigable y cálida. Supe después del asesinato que era judía, por lo que probablemente por eso sintió cierta afinidad con un chico japonés como yo. En cualquier caso, nos volvimos amigos. Un día decidí tener una fiesta sukiyaki [jacuzzi] —solo para nosotros dos— en mi casa. En el momento en que la vi lavarse las manos en el baño, la imagen se sobrepuso en mi mente con las prostitutas lavándose en el lavabo, e inevitablemente se convirtió en otra candidata para “mi ritual”. A partir de ahí, cada vez que la invitaba a subir a mi cuarto, me encontraba apuntándole con una pistola por detrás. Sin embargo, no podía disparar. Entonces un día, uno de los empleados de la compañía de mi padre vino a París y me llevó a un restaurante japonés. Había tenido un poco de fiebre ese día, lo cual probablemente me hizo alucinar, porque todo el tiempo estuve pensando acerca de que ella iría a visitarme al día siguiente y cómo sería si me comiera un poco de carne envenenada del pescado crudo que había comido ahí, y entonces no sería capaz de finalmente realizar la fantasía que me tenía obsesionado por 32 años.  

Y eso hizo que sintieras aún mas que simplemente tenías que hacer eso...

Si. Así que al siguiente día, finalmente jalé el gatillo sobre ella, pero falló. Esto me hizo ponerme histérico y simplemente supe que tenía que matarla. La invité a mi casa otra vez dos días después, y como siempre, lentamente me arrastré por detrás, respiré profundamente, sosteniendo el aire cuando mis pulmones estaban a medio llenar, y jalé el gatillo. Esta vez, el arma se disparó. La chica murió instantáneamente sin sentir dolor. La autopsia reveló que la pistola no fue lo suficientemente poderosa para que la bala atravesara su cráneo, así que se quedó girando en su cabeza. Por un segundo pensé en llamar a la ambulancia pero entonces pensé: “cuelga, no seas estúpido. Has estado soñando con esto cerca de 32 años ¡y ahora está pasando!”.

Lo primero que hice fue cortarle en la nalga. Pero no importaba que tan profundo lo hiciera, solo veía la grasa cerca de la piel. Se veía como maiz y tardé un rato en llegar a lo que era realmente la carne roja. En el momento en que vi la carne, arranqué un pedazo con mis dedos y me lo eché a la boca. Fue un momento verdaderamente histórico para mi. Es decir, no era que sintiera placer o lujuria por el hecho de estar cortando su cadáver, es dificil para mi revivir el incidente y hablar acerca de él, aún ahora...

Um…

Esto sonará raro viniendo de mi, pero en el momento en el que la chica se convirtió en cadáver, me di cuenta de que había perdido a una importante amiga e incluso me sentí arrepentido por un momento de haberla matado. Lo que yo realmente deseaba era comer su carne viva. Nadie me cree, pero mi intención definitivamente era comérmela, no necesariamente matarla. Hasta el dia de hoy, sigo pensando: “si solamente me hubiera dejado probarla, solo un poquito...” Si hubiéramos pasado otra noche cenando y hablando de nuestras familias, nunca hubiera sido capaz de dispararle. En otras palabras, no puedo proyectar mis fantasías en alguien que ya está personificado en mi mente. Es por eso que mis primeras candidatas siempre fueron prostitutas. También tengo muchas otras amigas, pero nunca he soñado en comérmelas desde que las considero seres humanos con sus propias personalidades individuales. La gente me dice que la maté porque la amaba, pero ¿por qué habría de matar y comer a alguien que verdaderamente amo?

¿Te la comiste cruda?

La mayoría, si. Mordí por primera vez su trasero con la intención de comérmelo en ese momento pero ¡es imposible! La piel humana es muy dura. Terminé con un dolor en la mandíbula, aunque me las arreglé para dejarle algunas marcas de mis dientes. Terminé tragándome su clítoris  y algo del pubis sin masticarlo porque estaba en su periodo y el olor era espantoso. Pero fue el primer momento en el que de hecho, sentí un tipo de placer sexual por comérmela, como si mi interior ardiera. Además, ¿sabes que la carne de res o de ballena huele bestialmente al animal? Pues la carne humana es inodora, no huele. De hecho, creo que la carne humana es la más sabrosa de todas las carnes. No tiene ese olor característico a animal. Cuando comí algo más un par de días después, justo antes de ser arrestado, la carne se había vuelto más dulce y sabía genial. La carne de la planta de sus pies olía mal y por eso no sabía tan bien. El cuello fue lo mejor. La carne que tiene un sabor más delicado es la que mueve el cuerpo, especialmente por encima del torso. Su lengua también fue deliciosa. Se la quité de su boca y me la comí cruda. Ni el cuello ni la lengua tienen mucha carne, así que si realmente quieres llenarte deberías comer los muslos.

Voy a preguntarle algo de manera directa, para salir de la duda de una puta vez: ¿Diría usted que estuviera tratando de liberarse de sus inseguridades personales al comer carne humana?

No, no está ni cercanamente a ese concepto. Es simplemente un fetiche. Además, solo quería morderla y tener una pequeña prueba de su carne, más que ser un consumidor de carne humana. Por su puesto, aun tengo este apetito sexual de querer comer el cuerpo de una mujer hermosa. Por ejemplo, si un hombre normal pretende a una chica, tendrá el deseo natural de verla tan seguido como sea posible, estar cerca de ella, olerla y besarla ¿cierto? Para mi, el deseo de comérmela es solo una extensión de eso. Obviamente, el público en general no lo comprende. Pero la cosa es que, por su puesto que quiero comerme a la chica, pero no necesariamente quiero matarla en el proceso. Una vez que ella muere, se convierte en un cadáver, en “una cosa”. Si fuera posible, me gustaría comérmela viva. Francamente, no podría sondear porqué lo otros no sienten el deseo de comer, de consumir a otras personas. ¿Alguna vez has sentido esto?


Yo diría que un suave mordisqueo es suficiente para mí.

Es lo que todos dicen. ¿Entonces que tiene de malo comer? Georges Bataille creía que el beso es el origen del canibalismo, y yo estoy de acuerdo. Siento que proviene de los mismos instintos de querer “saborear” al otro. También creo que eso es solo mi opinión personal.

¿Aun sientes esas ansias canibalísticas?

Oh si, definitivamente.
El deseo de comer personas se vuelve más intenso por junio, cuando las mujeres comienzan a usar menos ropa y a enseñar más piel. Justo hoy, vi a una chica con un derrière verdaderamente hermoso en mi camino a la estación del metro. Cuando veo cosas como esas, pienso en que deseo comer otra vez carne humana antes de morir. Así que si, aún siento esos deseos y específicamente, deseo comer una mujer japonesa esta vez. Pienso también en que el sukiyaki o el shabu shabu [asar ligeramente los pedazos] es la mejor manera de saborear el sabor natural de la carne. Puedes por favor preguntarle a la gente que lee tu revista si quieren que me las coma? Hay una sola condición: deben ser mujeres jóvenes y bellas.

OK, creo que puedo hacer eso. Aquí voy: Hey, mujeres —especialmente jóvenes y bellas japonesas— que están leyendo esto: Issei Sagawa se las quiere comer. Si quieren ser asesinadas y consumidas por él, por favor contacten con la oficina de  Vice en Tokio y nos pondremos en contacto.

Mira, lo que estoy diciendo es que no puedo soportar la idea de dejar esta vida sin haber probado un derrière como el que vi esta mañana, o sus muslos. Quiero comerlos otra vez mientras esté vivo, así podré al menos estar satisfecho cuando muera. Creo que estoy siendo egoísta, pero si pudiera realmente llevarlo a cabo, no tendría problemas en que me mataran ya sea con la guillotina o colgándome o como sea. No hay duda de que en mi mente aún hay pensamientos de querer comer carne humana otra vez. Es decir, es deliciosa. Generalmente se cree que la carne humana no sabe bien, pero es solo un rumor que se ha regado porque es un tabú que no puede ser cruzado. Si la gente descubriera la verdad, estoy seguro que los hombres empezarían a comer mujeres. Así que ellos no hablan de eso porque crearía un pandemonium, pero te digo, la carne humana es extremadamente deliciosa.

¿Estás interesado en otra cosa aparte de la carne humana, como el excremento, por ejemplo?

Comer excremento es ir demasiado lejos, pero había una mujer con quien tuve relaciones y siempre me dejaba beber su orina y su saliva. Ya no me deja hacerlo desde que se casí, pero antes se paraba sobre mi cabeza y orinaba directamente en mi boca. Era delicioso y no olía desagradable o raro en lo absoluto. Lo extraño fue que una vez que dio a luz, empezó a dejar botellas de su orina en mi casa para que me las tomara pero simplemente no pude hacerlo, porque apestaba a maternidad, a una madre cuidando a su hijo. Es horrible decirlo, pero creo que empecé a verla como una “madre” más que como un ser humano sexual.


¿Tienes un mensaje para todas las mujeres del mundo que estén leyendo esto?

Por supuesto, me gustaría invitar a todas las mujeres que quieren matarme que den un paso atrás. Solo mujeres hermosas. Esa sería la forma ideal para mí de morir. Quizá pueden inyectarme morfina y así no sentiría dolor, aunque también creo que el dolor es parte del placer. Morir instantáneamente es aburrido, así que quiero saborear el proceso de ser asesinado. Una alternativa podría ser ahogado por la saliva de una mujer. ¿No sería hermoso ser cubierto con la saliva de mujeres? Si pudiera morir así, sería mi sueño hecho realidad. Cobardemente, soy un hombre que mató a otra persona pero que no puede matarse a sí mismo. Así que creo que morir por las manos de una mujer sería mi manera de redimirme.

¿Qué crees que hubiera pasado si no hubieras jalado el gatillo en París?

A mi edad, no sería raro que tuviera hijos. Mi mayor arrepentimiento es no haberle dado nietos a mis padres. ¿Porqué diablos jalé el gatillo ese día? Esa pequeña acción cambió todo. Hizo un gran impacto en mi vida. Al momento en que la maté, instintivamente pensé “ya no soy un ser humano”. Creo que hubiera sido todo más fácil si me hubieran dado la pena de muerte. Es tan difícil vivir así. Esa es razón suficiente para nunca volver a cometer el mismo crimen nunca más. Ahora, no puedes imaginarte lo dificil que es vivir bajo la vigilancia de la sociedad. Al respecto, realmente creo que la pena de muerte saca a las personas de su miseria, y eso derrota totalmente el propósito del castigo. La familia de la víctima siempre dice algo como: “nunca podré perdonarlo, aun cuando lo mataran”, a pesar de que eso sea el castigo más duro, es tan sin sentido. Aun con cadena perpetua, te dan ropa, comida y alojamiento en la cárcel, además de que te dejan trabajar. Pero si estás fuera, en la sociedad, tienes que encontrar de alguna manera la forma de vivir y encontrar un lugar donde estar. ¿Qué castigo podría ser más duro que ese? Es brutal.

¿Qué haces para vivir ahora?


En el verano de 1989, un asesino serial llamado Tsutomu Miyazaki mató algunas jovencitas, y los medios de comunicación iban a mi casa  a pedirme mi opinión sobre el caso. Ese tipo de exposición mediática al final permitió que mis ensayos fueran publicados en varias revistas. Desde entonces, he publicado uno o dos libros por año. Recientemente publiqué mi 20vo. Libro. Se titula Gokushiteki Bijyogenso [Fantasías extremadamente intimas de chicas hermosas]. Retrata mis sentimientos acerca de las mujrees sin necesariamente enfocarse en el canibalismo, a través de pinturas y palabras. Espero que la gente que lo lea finalmente deje de verme como un monstruo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Paradojas del deseo


Debo confesar que me gusta mucho ver televisión. Bueno, mas bien series y películas. Soy fan de Friends, de Sex and The city, de The big bang Theory y, ahora que tengo más tiempo libre, me he dedicado a descargar ver legalmente cofcofpor-si-los-de-SOPA-leen-esto-cofcof varias series que no habia tenido oportunidad de ver: Dr. House, Los Soprano, Mad Men.  

De Dr. House vi hasta la temporada 5 de corrido. Después he visto los capítulos de las temporadas 6, 7 y 8 aunque ya no lo he seguido con tanta emoción. Perdió un poco de su toque aunque claro que veré el final, creo que para mayo. De Los Soprano llevo 4 temporadas y cada vez se pone más emocionante. Apenas comencé con Mad Men, y poco a poco me ha ido atrapando. 

Lo interesante de esto es que me he puesto a pensar en el patrón de estas series: todas son protagonizadas por machos Alfa, unos auténticos machos dominantes con todas las ventajas que eso lleva pero también con las desventajas. Si, caballerosos, protectores, varoniles, seductores, saben lo que quieren y van por ello... pero también machistas, mujeriegos, infieles, misóginos.

Lo cual me hace preguntarme, ¿exactamente qué queremos las mujeres? Porque la opinión general -y me incluyo- es que cualquiera caeríamos rendidas si tuvieramos enfrente a Mr. Big, a Don Draper, a Tony Soprano, a Gregory House... pero ¿no son ellos de quienes nos quejamos? ¿no son ellos los malditos infelices que tanto nos han hecho sufrir? Y sin embargo despreciamos a Ross, a Leonard (porque preferiríamos incluso al terriblemente irritante esquizoide de Sheldon sobre Leonard, seamos honestas), a Aidan. Los chicos buenos, los que siempre están ahí para escucharnos, los que son tiernos, decentes, pero, desafortunadamente, nada atractivos. No despiertan en nosotras el FuckMeRightHereRightNow que los otros despiertan. 

Es curioso cómo decimos que queremos una cosa pero buscamos y tenemos otra. Ahí es donde yo me pregunto: ¿sabemos lo que queremos? ¿somos honestas con nosotras mismas en cuanto a lo que deseamos? Recuerdo una plática que tuvimos una vez con un ex, a quien su ex le dijo que terminó con él porque buscaba una relación tranquila, sin preocupaciones, estable... y que se estaba muriendo de aburrimiento con la vida que su esposo le daba: sin emoción, sin nada inesperado, todo predecible, todo en calma. Así de complicadas somos. Carrie se la pasó AÑOS corriendo tras Big porque según ella, quería sentar cabeza, establecerse, sin embargo, cuando Aidan le pide matrimonio a ella le da urticaria y todo un panic attack. Y sale corriendo. Dejando atrás lo que ella siempre pidió. De locos. 

Y todo esto surge porque yo tampoco se bien lo que quiero. Quizá el chiste de todo sea tener presente que si queremos algo, ese algo lleva también cosas que no nos gustan y que debemos pensar si vale la pena el precio a pagar por tener lo que deseamos. Saber que tendremos que renunciar a cosas para poder tener otras y que siempre que se pierde algo se gana algo y viceversa.