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domingo, 14 de agosto de 2011

Otra despedida

Nunca quise una hermana. He escuchado de niños que piden a sus mamás un hermanito. Yo nunca fui una de esas. Sin embargo, un día llegó. Fue duro perder el reinado que con tanto esfuerzo construí. Nunca me gustó jugar con ella, ni prestarle mis juguetes, mis cosas. 

Pero ahora que se va de la ciudad siento que me hará tanta falta. Hasta que crecimos nos hicimos hermanas. Me apoya y yo lo hago con ella. Ha sido mi confidente, mi alcahueta, mi hombro sobre el cual llorar, mi compañera de fiesta. No sé que haré sin ella. Y no se va muy lejos, a una hora de distancia (quizá menos de lo que muchos hacen para llegar a su trabajo diariamente). Sin embargo, ya no estará a una llamada de distancia, a un grito de ayuda, a un llamado a distraernos y a decir tonterías. 

Este año sigue siendo difícil. Quizá nada que no se pueda superar, pero debo decir que nunca me había topado con tantas despedidas.

5 comentarios:

  1. que bonito lo que sientes y escribes aunque la despedida no lo ssea tanto xxx

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  2. Te entiendo, yo si quise tener una hermanita, pero lo feo fue, que ya cuando estaba tampoco la soportaba, hasta que crecimos y ahora somos inseparables....

    que haríamos sin esas hermanitas...
    besos guapa...
    (muestranos tu coleccion de hipopotamos)

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  3. ya somos 2 marianux!!

    abrazo!

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  4. Hola Marianita, es un año de mucho movimiento parece. Gente que va, viene, se despide... situaciones nuevas... pero por suerte hay una hermana a la que llamar y compartir tantas situaciones.
    Un abrazo.

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  5. hay años así, ¿verdad? las despedidas son tristes, pero nunca fueron más fáciles que ahora que nos podemos comunicar con tanta facilidad. o eso me digo yo...

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Porque lo que se habla no se actúa: