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sábado, 2 de abril de 2011

Fin de semana

Escribo. Borro. Vuelvo a escribir. Hay poco. Casi nada qué contar. Y no tendría que ser así. El hecho de vivir, de vivir para contarla debería merecer la pena. Pero no me sale. Veo Dr. House decirle a Cuddy que estar con ella le hace ser un mal médico, y que por su culpa muere gente. No había escuchado una racionalización más grande para las incapacidades en las relaciones objetales.

Y me hace pensar. Pienso en cuáles han sido mis excusas. "No eres tú, soy yo". "Eres un maldito, sí, tú, no yo". Y todas las intermedias.

Quizá sólo pretextos. Medidas de supervivencia. Rutas de escape. Panic button. ¿Cómo saber si realmente soy yo? Y si a kilómetros, al susodicho, un analista -real o imaginario- también le está diciendo que fue por SU patología que las cosas se acabaron? 

Esta es una profesión donde el cliente nunca tiene la razón. "Cara, yo gano. Cruz, tu pierdes", decía Freud. Pero, en serio, ¿cómo saberlo? ¿Cómo saber que no son mis proyecciones, mis defensas jugando sucio una vez más? 

Y así, sin querer, sigo escribiendo, preguntando, viendo hacia adentro. Aunque no se trate de mí, sino de House. 

2 comentarios:

  1. "(...)el sábado y domingo sintió la dulce levedad del ser, que se acercaba desde la profundidades del futuro" "Atendía a un paciente y, en lugar de verlo a él, Veía a Teresa. ¡El mismo se reprochaba: no pienses en ella!Se decia: precisamente porque estoy enfermo de compasión, es bueno que se haya ido y que ya no la vea. !Tengo que liberarme..." KUNDERA 1996, "La insoportable levedad del ser"

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  2. me ha encantado conocer tu blog, muy interesante lo que escribes!!

    besitos!!

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Porque lo que se habla no se actúa: