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jueves, 22 de septiembre de 2011

Triste mirada

El martes llegué de trabajar. Mi bienamado me recibió junto con Pompo, pero había una noticia: en la tienda de la esquina había una perrita desvalida. Fuimos por ella. La pobre estaba en los huesos, le costaba trabajo respirar, su mirada era la más triste que he visto en la vida. La llevamos a casa, la bañamos, le dimos de comer. Todas las esperanzas estaban puestas en que sobreviviera. Pero no lo hizo. Al día siguiente, al llevarla al veterinario, colapsó. Sufría mucho, tanto que me mordió el brazo, sus quejidos me partían el corazón. Se estaba yendo. Y aún lloro cuando lo recuerdo. Sigo sin entender porqué la vida es injusta. Era una cachorrita, no debió tener más de 4 o 5 meses. Y se murió. Y toda su vida sufrió. No es justo.

Calceta me recordó todo el dolor que he vivido en los últimos meses por las pérdidas injustas -no creo que haya alguna pérdida justa, por definición- y lo importante que es hacer que la vida, que los días cuenten. No sabes cuando será tu última noche.

3 comentarios:

  1. Todas son etapas que debemos vivir para ser mas fuertes y mejores personas para cuando llegue ese ultimo día y estar satisfechos y en paz con dios

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  2. Tengo 3 perros, son mejores que muchas personas, y se conforman con el poco cariño que te sobra, son fieles hasta el final... los adoro. Me muero de pena si veo sufrir a un animal o a alguien indefenso.

    Te sigo me pareces muy humana, te dejo mi blog que no tiene nada que ver pero si te gusta, anímate y estamos en contacto. Besosss

    http://comounapricesa.blogspot.com/

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  3. Y no son suficientes dos sesiones, no lo son...

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Porque lo que se habla no se actúa: