el que busca encuentra

viernes, 15 de octubre de 2010

El valor y el costo


Hoy le dieron un cristalazo a mi carro. Fueron muchos sentimientos al verlo: coraje (mucho), impotencia, un poquito de tristeza. Sólo porque a alguien se le ocurrió que podría haber algo de valor adentro. Y la verdad que sí había, aunque no costara nada. 

Estaba un libro que sí cuesta mucho, pero que los ladrones consideraron poco valioso. Sin embargo, es un texto, digamos que de los básicos en mi profesión. También estaba un body mist de Victoria´s Secret... y no que costara mucho, pero me lo regaló mi "nuevo tío" hace dos meses, cuando lo conocí por primera vez. Ése no se lo llevaron, seguramente para ellos no valía nada, puesto que ya estaba a la mitad y con la tapa raspada. Había una copia de mi curriculum vitae que por alguna razón la cargaba desde ayer. Son hojas aparentemente sin ningún valor pero tienen la historia de mis pestañas gastadas por el estudio, del esfuerzo hecho por mi tía Rosa para pagar las colegiaturas, de mis desveladas y mis desmañanadas para llegar temprano a dar clases de 7 de la mañana. Y eso no tiene precio. 

Se llevaron una chamarra que me costó como 100 pesos en wal-mart hace unos años. No reparé en que me faltaba hasta que llegué a mi casa y vi un gancho desocupado. En realidad costó poco y valía poco. No tenía ningún valor para mí. No como aquél sueter con unas tortugas tejidas que se quedó en aquélla casa y que aún extraño. No como aquélla pijama de flores cafés, con holancitos en las mangas, que usé yo, y luego mi hermana, y luego mi prima, y luego mi otra prima.

Me hubiera dolido mucho que se robaran mi carro. Me ha costado mucho. Me costó una relación, para empezar. Bueno, no, pero digamos que fue "el coche en discordia". Es valioso porque fue mi primera compra de adulta, no como los montones de zapatos que tengo. Es valioso porque implica una responsabilidad que nunca había tenido. Me lleva a donde necesito, ahorro tiempo, es testigo de mis andanzas, de mis mudanzas...

El cristal sólo costó una hora de mi trabajo, pero su pérdida me hizo sentir vulnerable, me hizo sentir insegura, aún afuera de mi propia casa no puedo confiar. 

Recuerdo haber leido alguna vez que tu riqueza se mide por las cosas que no cambiarías por nada del mundo.

Escribo esto y justamente están pasando en la tele "Naúfrago". Tom Hanks llora por Wilson, quien desde hacía mucho había dejado de ser un balón para convertirse en su único compañero. Y se me escapan unas lágrimas al pensar en lo que de veras es valioso para mí. Y que no los cambiaría ni por toda la pelusa del mundo...

2 comentarios:

  1. que bueno que te cristalearon el vidrio... y eso seria poco a comparacion de lo que te puede pasar por meterte conmigo! yo tambien se amenazar!!
    cuidate...

    ResponderEliminar
  2. ¿Sabes amenazar? Amenázame en mi cara. A ver, "Anónimo", muy machito con una chava, ¿no?, y además en el anonimato. ¡Chale! Da la cara conmigo, pero en serio. Pendejitos, pobre-diablos y escuincles en la red que se escudan en el anonimato hay muchos y estás que das lástima.
    Di de qué va la cosa, no estés con cabardadas de ni decir de qué va la cosa, ¿no? Yo, naturalmente, pongo aquí quien soy. ¿Sabes amenazar y cumplir?: ¡pues manten tus amenazas ante mí dando la cara!

    ResponderEliminar

Porque lo que se habla no se actúa: