
El fin de semana tuve un sueño, que como muchas otras cosas, hasta que pasa cierto tiempo agarran su verdadero significado y se siente como distinto. El regusto es el bueno.
Soñé que estaba en mi casa materna, salía al patio y encontraba una caja cerrada, me daba curiosida y la metía al comedor. Al abrirla, me daba cuenta que era un perrito el que estaba adentro, pero estaba enfermo, con sarna o roña en el lomo, era de un color rojo y negro a la vez. Yo me preocupaba por él y empezaba a curarlo. Agarraba una botella de mertiolate, y comenzaba a echárselo en el lomo, pero no era suficiente. Hasta que iba por unas gasas y las llenaba con la medicina y con eso trataba de sanar al pobre perrito. Mientras eso hacía, pensaba en muchas cosas: porqué lo tenían afuera, qué le había pasado, y porqué nadie se había puesto a curarlo antes... mientras eso pensaba, sentía una mezcla de sentimientos: enojo, tristeza, preocupacion.
Hoy en análisis lo volví a contar, y me generó una tristeza tan grande... creo que tiene que ver con un post anterior, el de la desesperanza. Me doy cuenta que nadie va a preocuparse por mí, aunque estén ahi, aunque haya sido su obligación en algún momento, aunque la situación por la que pase sea grave o complicada. Nadie lo va a resolver por mí. Nadie va a venir a sanar mis heridas. Y tengo que renunciar a esa esperanza. Y utilizar esa energía en ser mi propia cuidadora... ir al lugar olvidado, escondido y atreverme a abrir esa caja (de pandora) que nadie está dispuesto a abrir -porque se siente feo, porque es más fácil, porque es más cómodo- y sanar esas heridas que siguen haciendo daño.
Soñé que estaba en mi casa materna, salía al patio y encontraba una caja cerrada, me daba curiosida y la metía al comedor. Al abrirla, me daba cuenta que era un perrito el que estaba adentro, pero estaba enfermo, con sarna o roña en el lomo, era de un color rojo y negro a la vez. Yo me preocupaba por él y empezaba a curarlo. Agarraba una botella de mertiolate, y comenzaba a echárselo en el lomo, pero no era suficiente. Hasta que iba por unas gasas y las llenaba con la medicina y con eso trataba de sanar al pobre perrito. Mientras eso hacía, pensaba en muchas cosas: porqué lo tenían afuera, qué le había pasado, y porqué nadie se había puesto a curarlo antes... mientras eso pensaba, sentía una mezcla de sentimientos: enojo, tristeza, preocupacion.
Hoy en análisis lo volví a contar, y me generó una tristeza tan grande... creo que tiene que ver con un post anterior, el de la desesperanza. Me doy cuenta que nadie va a preocuparse por mí, aunque estén ahi, aunque haya sido su obligación en algún momento, aunque la situación por la que pase sea grave o complicada. Nadie lo va a resolver por mí. Nadie va a venir a sanar mis heridas. Y tengo que renunciar a esa esperanza. Y utilizar esa energía en ser mi propia cuidadora... ir al lugar olvidado, escondido y atreverme a abrir esa caja (de pandora) que nadie está dispuesto a abrir -porque se siente feo, porque es más fácil, porque es más cómodo- y sanar esas heridas que siguen haciendo daño.
sto dl darse cuenta d q stas solo(a) para curar tus eridas s complicado, x el echo d q s doloroso, aunq al fin d cuentas, como dics tu, las heridas tendrán q sanar, solo q nos correspond a nosotros acer esta part....
ResponderEliminarel darse cuenta da la posibilidad de empezar el proceso de curación, si no... ni eso es posible
ResponderEliminartotalmente d acuerdo contigo marianux, pro si q duele, no crees???
ResponderEliminarcuidat
erika
vaya que duele! las curaciones a veces son más dolorosas que la herida misma, y es cuando uno hubiera querido quedarse mejor como estaba... pero te das cuenta que no hay marcha atrás, una vez iniciado el camino, no se puede volver a ser lo que era.
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